martes, 31 de mayo de 2016

EDUCACIÓN SOSTENIBLE AMBIENTAL

Institución para la sostenibilidad 

Los orígenes de la educación ambiental se sitúan en los años 70, la misma surge en el contexto de preocupación mundial ante la seria desestabilización de los sistemas naturales, lo cual pone en evidencia la insostenibilidad del paradigma de desarrollo industrial o "desarrollista", y lleva a la comunidad internacional al planteamiento de la necesidad de cambios en las ciencias, entre ellas, las ciencias de la educación, con el objetivo de darle respuesta a los crecientes y novedosos problemas que afronta la humanidad.


El concepto de educación ambiental no se ha mantenido estático, el mismo se ha modificado, precisamente en correspondencia con la evolución de la idea de medio ambiente. En un principio la atención se centró en cuestiones tales como la conservación de los recursos naturales, así como de los elementos físico-naturales que constituyen la base de nuestro medio, la protección de la flora y la fauna, etc. Paulatinamente se han incorporado a este concepto, las dimensiones tecnológicas, socioculturales, políticas y económicas, las cuales son fundamentales para entender las relaciones de la humanidad con su ambiente y así poder gestionar los recursos del mismo.

Aunque el término educación ambiental ya aparece en documentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (UNESCO), datados de 1965, no es hasta el año 1972, en Estocolmo, durante la Conferencia de la Naciones Unidas sobre el Medio Humano, cuando se reconoce oficialmente la existencia de este concepto y de su importancia para cambiar el modelo de desarrollo. Donde fue constituido el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), entidad coordinadora a escala internacional de las acciones a favor de la protección del entorno, incluida la educación ambiental.

En dicha conferencia, se crea el Programa Internacional de Educación Ambiental (PIEA), el cual, según entendidos, se "pretendía aunar esfuerzos y optimizar informaciones, recursos, materiales e investigaciones en materia de educación ambiental para extender el conocimiento de las aportaciones teóricas y prácticas que se iban produciendo en este campo de la ciencia".

A partir de ese momento, se han realizado diferentes eventos sobre el particular, que conforman lo que llamamos el debate ambiental, entre los que cabe destacar, El Coloquio Internacional sobre la Educación relativa al Medio Ambiente (Belgrado, 1975); La Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental, organizada por la UNESCO y el PNUMA en Tbilisi, antigua URSS, 1977; El Congreso sobre Educación y Formación Ambiental, Moscú, 1987; La Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Río de Janeiro, 1992, la cual aportó importantes acuerdos internacionales, y documentos de relevancia, tales como la Agenda 21, en la que se dedica el capítulo 36, al fomento de la educación y a la reorientación de la misma hacia el desarrollo sostenible, la capacitación, y la toma de conciencia; paralelamente a la Cumbre de la Tierra se realizó el Foro Global Ciudadano de Río 92, en el cual se aprobaron 33 tratados uno de los cuales lleva por título Tratado de Educación Ambiental hacia Sociedades Sustentables y de Responsabilidad Global; El Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental, Guadalajara (México, 1992) y La Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible (Río+10), realizada en el año 2002, en Johannesburgo, Sudáfrica.

Volviendo a 1992, donde tuvo lugar la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, donde en ella se ha puso de manifiesto las grandes diferencias entre los países ricos y los pobres, entre el "Norte" y el "Sur"; por ello, se vislumbran los desacuerdos en las diferentes estrategias para la conservación del medio entre las grandes potencias y los países menos favorecidos. Aun así, se logran ciertos resultados que se resumen en:
a.     Redacción de La Carta de la Tierra: Documento en donde se declaran los principios aceptados por los Estados participantes; se establecen los derechos y las obligaciones de todos los países respecto al medio ambiente. 

b.    Acuerdos jurídicos internacionales sobre el cambio climático y el efecto invernadero, la diversidad biológica y los bosques.

c.     Redacción de La Agenda 21: Un segundo documento en el que se incluye un plan de actuaciones concretas en donde se habla de ejecución y financiación.

d.    Financiar un desarrollo ecológicamente racional, un tema de capital importancia para los países del Sur.

e.     Transferencia tecnológica del Norte al Sur.

f.      Refuerzo del papel y capacidad de actuación de las instituciones internacionales.

Los Estados Unidos de América no firmaron en aquel momento los acuerdos sobre el cambio climático y la biodiversidad; un año más tarde, el 4 de junio de 1993 la nueva administración de los EEUU de América ratifica con su firma estos acuerdos. El balance total un año después fue bastante pobre en un ambiente de parálisis afectado por la crisis económica.

La Educación ambiental a través de la historia

La educación a través de la historia, en especial en épocas de crisis, se concibe como un medio excelente para lograr el perfeccionamiento humano. Mediante la educación se busca la formación de seres activos en la solución de los problemas, se demandan cambios de pensamiento y de conducta, se intenta formar hombres y mujeres diferentes.

En la época actual, la educación también representa una alternativa ante la realidad ambiental, porque se considera que si no se educa oportunamente a la población acerca del peligro que representa continuar deteriorando el ambiente, en poco tiempo estaremos enfrentando situaciones más dolorosas que pongan en riesgo la preservación de múltiples formas de vida, entre ellas, la humana. La educación se concibe así, como una opción que contribuye a la superación de las crisis; sin embargo, la educación ha olvidado poner el acento en la importancia de armonizar la relación de nuestras sociedades con la naturaleza.

La educación tradicional olvidó crear y valorizar los componentes de responsabilidad con la problemática ambiental; siguió esquemas fragmentarios de la realidad; promovió la división entre las ciencias sociales y las naturales y desvinculó la relación entre las estructuras productivas y la destrucción del medio. A través de la educación se han reforzado valores de carácter mercantil, utilitario y competitivo, tales como el éxito material, el consumismo, el individualismo, el lucro y la sobrexplotación de los recursos naturales y el hombre, valores todos ellos más eficientes en sistemas deteriorantes del medio.

La parcialización de la realidad favoreció respuestas aisladas, escasas, poco procesadas y dificultó el camino para llegar a la esencia de las cosas para transformarlas hacia relaciones más armónicas con el entorno.

Para enfrentar la crisis ambiental, se necesita, por tanto, una nueva educación. Se considera que no habrá soluciones reales mientras no se dé una transformación de la educación en todos sus niveles y modalidades y no haya un cambio en el paradigma educativo.

Crisis ambiental

La crisis ambiental, entendida como crisis de civilización, no podría encontrar una solución por la vía de la racionalidad teórica e instrumental que construye y destruye al mundo. Aprehender la complejidad ambiental implica un proceso de desconstrucción y reconstrucción del pensamiento; remite a sus orígenes, a la comprensión de sus causas, a ver los "errores" de la historia que arraigaron en certidumbres sobre el mundo con falsos fundamentos; a descubrir y reavivar el ser de la complejidad que quedó en el "olvido" con la escisión entre el ser y el ente (Platón), del sujeto y el objeto (Descartes), para aprehender al mundo cosificándolo, objetivándolo, homogeneizándolo.  Esta racionalidad dominante descubre la complejidad desde sus límites, desde su negatividad, desde la alienación y la incertidumbre de un mundo economizado, arrastrado por un proceso incontrolable e insustentable de producción.

El desarrollo económico sufrido por la Humanidad durante las últimas décadas, a costa en gran medida de un uso desmedido de los recursos naturales (petróleo, bosques, pesca, etc.) nos está conduciendo a una situación de emergencia (y seguramente de no retorno) que ha venido en denominarse como “crisis ambiental”. Para intentar superarla se han planteado diversas soluciones globales, tales como:

§  ¿La reintegración ecológica del ser humano? (volver a considerarnos parte integrante del ecosistema tierra y comportarnos como tales miembros, no como meros explotadores de sus recursos).
§  ¿La priorización política de lo ambiental? (concederle la importancia que merece más allá de simples eslóganes y discursos demagógicos).
§  ¿El desarrollo de tecnología que “anule” los problemas ambientales? (pensar que los problemas ambientales actuales o futuros siempre encontrarán remedio tecnológico que los subsane).
§  ¿El aporte de recursos económicos? (todo puede resolverse inyectando recursos económicos).

Según Leff (2000), “la hermeneútica ambiental no es una exégesis de textos en búsqueda de los precursores del saber ambiental, sino una mirada situada desde la complejidad ambiental- entendida como expresión de la crisis de civilización-, desde donde se desentrañan los orígenes y las causas de esa crisis, y desde donde se proyecta un pensamiento (de la complejidad) para la reconstrucción del mundo. La hermeneútica abre los sentidos bloqueados por el hermetismo de la razón"

Desde esa crítica radical de las causas de la crisis ambiental en las formas de conocimiento del mundo, se proyecta un futuro abierto, a partir de la diferenciación de los sentidos del discurso ambientalista. Esta reconstrucción social se funda en un nuevo saber, a partir de la pregunta por los orígenes de esta racionalidad en crisis, por el conocimiento del mundo que ha sustentado la construcción de un mundo insustentable.

"La crisis ambiental problematiza el pensamiento metafísico y la racionalidad científica, abriendo nuevas vías de transformación del conocimiento a través del diálogo e hibridación de saberes.  En el saber ambiental fluye la savia epistémica que reconstituye las formas del ser y del pensar para aprehender la complejidad ambiental" Leff (2000).

Además, Leff (2000), señala que "la problemática ambiental, más que una crisis ecológica, es un cuestionamiento del pensamiento y del entendimiento, de la ontología y de la epistemología con las que la civilización occidental ha comprendido el ser, los entes y las cosas; de la ciencia y la razón tecnológica con las que ha sido dominada la naturaleza y economizado el mundo moderno".

En este sentido, la solución de la crisis ambiental, crisis global y planetaria, no podrá darse sólo por la vía de una gestión racional de la naturaleza y del riesgo del cambio global.  La crisis ambiental nos lleva a interrogar al conocimiento del mundo, a cuestionar ese proyecto que anuncia un futuro común, negando el límite, el tiempo, la historia; la diferencia, la diversidad,  la otredad.  La crisis ambiental es un cuestionamiento sobre la naturaleza de la naturaleza y el ser en el mundo, desde la flecha del tiempo y la entropía como leyes de la materia y la vida, desde la muerte como ley límite en la cultura que constituyen el orden simbólico, del poder y del saber.

La crisis ambiental es el resultado del desconocimiento de la ley (entropía), que ha desencadenado en el imaginario economicista una "manía de crecimiento", de una producción sin límites.  La crisis ambiental anuncia el límite de tal proyecto. Pero justamente por ello, su solución no podría basarse en el refinamiento del proyecto científico y epistemológico que han fundado el desastre ecológico, la alienación del hombre y el desconocimiento del mundo.  De allí emerge un proyecto de desconstrucción de la lógica unitaria, de la búsqueda de la verdad absoluta, del pensamiento unidimensional, de la ciencia objetiva; del crecimiento del conocimiento, del control creciente del mundo, del dominio de la naturaleza y de la gestión racional del ambiente.  La complejidad ambiental es una nueva comprensión del mundo, incorporando el límite del conocimiento y la incompletitud del ser.  Implica saber que la incertidumbre, el caos y el riesgo son al mismo tiempo efecto de la aplicación del conocimiento que pretendía anularlos, y condición intrínseca del ser y el saber.

La complejidad ambiental abre una nueva reflexión sobre la naturaleza del ser, del saber y del conocer: sobre la hibridación de conocimientos en la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad; sobre el diálogo de saberes y la inserción de la subjetividad, los valores y los intereses en la toma de decisiones y en las estrategias de apropiación de la naturaleza.  Pero también cuestiona las formas en que los valores permean el conocimiento del mundo, abriendo un espacio para el encuentro entre lo racional y lo moral, entre la racionalidad formal y la racionalidad sustantiva.

En este sentido, aprender a aprender la complejidad ambiental implica una revolución del pensamiento, un cambio de mentalidad, una transformación del conocimiento y las prácticas educativas, para construir un nuevo saber y una nueva racionalidad que orienten la construcción de un mundo de sustentabilidad, de equidad, de democracia.  Es un re-conocimiento del mundo que habitamos.

La revolución industrial como base de la crisis ambiental

La Revolución Industrial, que plasmó la nueva concepción del mundo a través de instrumentos concretos como fueron las nuevas invenciones tecnológicas: el motor a vapor, los telares mecánicos, el telégrafo, los ferrocarriles, etc. Ellos harán posible el paradigma de la sociedad industrial: obtener más de la naturaleza y en el menor tiempo posible. Esta Revolución se desarrolló con gran fuerza en el siglo XVIII en Inglaterra, luego se extiende a Europa y se impone en las colonias europeas de Asia y África, que son organizadas según la localización de sus recursos estratégicos. A partir de ahora, el relato se acelera como una película pasada en cámara rápida y el cambio será la única constante. 

Nuestro estilo de vida y percepciones se irán transformando y el medio ambiente también se modificará profundamente. Varias son las características de estos cambios:

§  El proceso de urbanización se acentuó porque las incipientes industrias crearon numerosos puestos de trabajo que atrajeron la gente del campo hacia las ciudades.
§  Empezamos a utilizar en forma intensiva la energía, sin la cual esta Revolución hubiese sido imposible. Inglaterra, precursora de la industrialización había repetido la vieja historia de talar sus bosques (que se habían recuperado del ataque romano siglos antes) para sostener algunas actividades que eran voraces consumidoras de madera como la fundición de hierro, la fabricación de vidrio, la construcción de edificios y la construcción de su poderosa flota. Para muestra basta un botón: un barco de guerra, que debía llevar pesados cañones, requería alrededor de 2 mil robles centenarios (los jóvenes no servían), o sea un mínimo de 25 hectáreas de bosque. En ciertas regiones, hasta hubo revueltas populares pues la madera llegó a ser tan escasa que no alcanzaba para calentarse en los inclementes inviernos y los más pobres morían de frío. ¿De dónde provino entonces la energía que alimentó la industrialización?. De un descubrimiento que permitió reemplazar el carbón vegetal (obtenido de los bosques) por el extraído de las abundantes minas que poseía el país. Abraham Darby y su hijo pudieron purificar este carbón, hasta ese momento inutilizable en la industria del hierro por su alto contenido en impurezas, obteniendo el coque. Tal fue el éxito, que desde su descubrimiento a mediados del siglo XVIII hasta fines del mismo siglo, la producción de carbón se triplicó y permitió obtener hierro para fabricar una enorme variedad de elementos: desde ferrocarriles y barcos, pasando por clavos, hasta las máquinas de vapor. Estas últimas, verdaderas estrellas de la industrialización, eran alimentadas con carbón y empezaron a sustituir las viejas fuentes de energía como la hidráulica, la animal y la humana. La cantidad de bienes generados crecía a la par que los costos se reducían, aumentando notablemente la productividad, como ocurrió con las manufacturas textiles, un verdadero “boom”.
§  La naturaleza pasó a convertirse en el gran sumidero de los desechos de la humanidad. La contaminación derivada del uso de combustibles fósiles, de los desechos industriales y de la falta de servicios en las ciudades en rápido crecimiento, se convirtió en la compañera inseparable del mundo industrializado, poniendo en riesgo la vida en general.
§  La curva de crecimiento de nuestra especie pega un respingo: empezamos a reproducirnos a una velocidad nunca antes vista, pues la paulatina mejora en los estándares de vida y los descubrimientos científicos redujeron las tasas de mortalidad. Esto aumentó la demanda de bienes y servicios, ergo, aumentaron las presiones sobre el medio ambiente para obtenerlos y también la contaminación derivada de su fabricación y uso.
§  Se produjo la división internacional del trabajo y, de acuerdo a ésta, a cada ecosistema del mundo se lo “reacomodó” para orientarlo a la producción de determinados elementos necesarios para el mercado internacional. El nuevo orden mundial establecía: este país producirá café, aquél carnes y el de más allá minerales. Obviamente Argentina adquirió el rol de exportador de productos agrícolas y el mote de “granero del mundo”. La súper especialización estaba en marcha, siendo reemplazados la variedad de cultivos o los bosques por monocultivos intensivos, ganadería o explotaciones mineras, que con el correr del tiempo traerán la degradación del suelo.

La crisis ambiental actual es el resultado tangible de la aplicación de un modelo de desarrollo hegemónico imperante que se caracteriza por ser intrínsecamente insustentable. Por tanto cada día es más urgente construir nuevas alternativas que a la vez de ir sustituyendo el modelo actual generen "estilos de desarrollo" realmente sustentables y capaces de mejorar en forma duradera la calidad de vida de las comunidades involucradas. En esta gran tarea o desafío, no hay "recetas", tiene que construirse desde abajo, con la gente y sobre nuevos valores o criterios. En definitiva desde nuevos paradigmas que hagan posible esa búsqueda permanente de perfeccionamiento y de utopía, "verdadero motor del devenir humano".

Se debe romper con el viejo esquema dualista que separa la sociedad y la naturaleza, cuando se trata de una única realidad. Lo anterior nos debe conducir nuevamente hacia un enfoque monista, donde el mejoramiento del todo, esa "unidad en la diversidad" se construya en base a : ayuda mutua, solidaridad, armonía, justicia, etc.

Toda "crisis" puede ser leída como una alerta frente a un peligro que nos puede afectar muy seriamente o bien leída como un alerta de peligro que nos brinda la oportunidad de actuar para modificar la situación y revertir el peligro en beneficios para nuestra comunidad social.

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