La educación ambiental no formal se entiende como
"la transmisión de conocimientos,
aptitudes y valores ambientales fuera del sistema educativo institucional, que
conlleve la adopción de actitudes positivas hacia el medio natural y social,
que se traduzcan en acciones de cuidado y respeto por la diversidad biológica y
cultural y que fomenten la solidaridad intra e intergeneracional. Se reconoce
que la educación ambiental no es neutra, sino que es ideológica, ya que está
basada en valores para la transformación social.
Aunque parezca que la educación ambiental no formal
no es planificada o estructurada, en el común de la gente es todo lo contrario.
Como expresa Sureda: "la educación ambiental no formal, acoge aquellos
fenómenos educativos que aunque se realicen al margen del sistema estructurado
de enseñanza, es decir, al margen de la escuela, están organizados expresamente
para lograr determinadas disposiciones cognitivas y valorativas, se trata pues
de procesos intencionales, estructurados y sistemáticos. En sí, en todo modelo
de educación está implícito un modelo de comunicación que la define como
dialógica o transmisora. Un modelo de comunicación inmerso en la educación
ambiental no formal incluye el concepto de "interpretación ambiental"
(que es una herramienta de la educación ambiental).
Peart, citado por Pardo (2001), describe la
interpretación ambiental como "un proceso de comunicación diseñado para
revelar al público significados e interacciones de nuestro patrimonio natural y
cultural, a través de su participación en experiencias de primera mano con un
objeto o un artefacto, paisaje o sitio...", y como establece Ham: "en
lugar de comunicar simplemente información literal".
La interpretación ambiental es un proceso formativo
que posibilita la adquisición de conocimientos y valores, se desarrolla en
ámbitos no ordenados específicamente para educar, en el que la información se
reduce a la temática ambiental del lugar visitado y la práctica es
expositiva/informativa, y los contenidos son estructurados en breves periodos
de tiempo.
El destinatario de la educación ambiental no formal
es la población en general: mujeres, niños, niñas, jóvenes, etcétera. La
finalidad es convertir personas no sensibilizadas en personas informadas,
sensibilizadas y dispuestas a participar activamente en la resolución de los
problemas ambientales. Sin embargo, no se puede esperar que de la sola
adquisición se derive necesariamente un cambio de conducta. Parece
suficientemente demostrado que las relaciones entre conocimientos, actitudes y
comportamientos no son de causa/efecto, aunque sí se influyen mutuamente. Se
debe, por lo tanto, planificar actividades específicas para trabajar las
actitudes y los comportamientos.
1.1.
La Educación ambiental en el desarrollo sostenible
La educación ambiental, debe estar dirigida a la estimulación
de la adopción por parte de las personas de un modo de vida
compatible con la sostenibilidad, en el que se valorice la sencillez y el gastar
los recursos de la tierra a la menor velocidad posible, lo cual supone un freno parcial en
algunas direcciones que se traducirá a la larga, en una mayor abundancia y
durabilidad de la vida en sentido general; para lograr esta aspiración, es
imprescindible elevar el nivel de conocimiento e información, de sensibilización y concienciación
por parte de los ciudadanos, científicos, investigadores, gobiernos, la sociedad civil y todas las organizaciones nacionales e
internacionales.
En el ámbito comunitario -social, cívico y
cultural de la educación no formal- la promoción de los
proyectos deber tanto a las
instituciones públicas, municipalidades de las Comunidades en cuanto a salud, consumo,
medio ambiente, etc., como también a otras instituciones de
iniciativa social, bajo la figura jurídica de ONG, algunas de ellas
reconocidas internacionalmente por su actividad de cooperación al desarrollo.
Objetivos de la
educación ambiental no formal
§ Contribuir a una clara toma de conciencia sobre la
existencia e importancia de la interdependencia económica, social, política y
ecológica.
§ Fomentar la participación e implicación en la toma
de decisiones, la capacidad de liderazgo personal y el paso a la acción. Se
entiende a la capacitación no sólo como la adquisición de técnicas, sino como
un compromiso de participación.
§ Pasar de pensamientos y sentimientos a la acción.
§ Promover la cooperación y el diálogo entre
individuos e instituciones.
§ Promover diferentes maneras de ver las cosas.
§ Facilitar el intercambio de puntos de vista.
§ Crear un estado de opinión.
§ Preparar para los cambios.
§ Estimular y apoyar la creación y el fortalecimiento
de redes.
§ Incorporar contenidos emergentes y progresistas con
más rapidez que la educación ambiental formal.
§ Posibilitar para la realización de transformaciones
fundamentales.
La educación ambiental, como experiencia educativa
grupal, marca un estado de transición en el que se re significa y transforma la
visión del mundo, el compromiso y la actitud de los individuos y de las
colectividades. Esta transformación se puede realizar no sólo con información,
sino a través de la significación experiencial de ciertos conocimientos,
habilidades o aptitudes, valores y actitudes ambientales. Sin embargo, las
personas ya han adquirido conocimientos, habilidades o aptitudes, valores y
actitudes ambientales que no se corresponden con la construcción de una
sociedad sustentable sino todo lo contrario, por lo cual se deben considerar
los siguientes retos al trabajar con grupos:
§ Los conocimientos y aptitudes son necesarios
pero no suficientes; existe gran cantidad de información ambiental, pero no
toda es de calidad y además hay una enorme desigualdad en la distribución de
ésta.
§ Se debe tender a considerarlos como una oportunidad
e integrarlos al proceso educativo, ya que para la toma de conciencia se
necesita la construcción de nuevas maneras de ver y analizar los problemas.
§ Los valores son la clave del cambio, pero
son difíciles de transformar. La sociedad moldea constantemente el sistema de
valores. De tal manera que los valores predominantes son el individualismo, el
consumismo y el utilitarismo.
§ Se debe tender a la promoción de los valores
mediante la educación ambiental con tendencia a la formación de un espíritu
crítico, responsable, tolerante, coherente, participativo y solidario, con
respeto por todas las formas de vida.
§ Las actitudes y acciones son la meta de la
educación ambiental; ayudan a los individuos y grupos sociales a adquirir
interés por el entorno y participar activamente en su mejora. No se debe perder
de vista que tan importante es el fin como el proceso para alcanzarlo, tomando
en cuenta que existe una inercia de la sociedad que produce resistencia al
cambio.
§ Se debe tender a emplear centros de interés
próximos y localizados que despierten en los destinatarios una motivación. Es
necesario planear acciones concretas que éstos puedan realizar, además de
preparar programas que fomenten la participación.
Se debe tomar en cuenta que los valores juegan un
importante papel, ya que a través de éstos los conocimientos y las aptitudes
pueden transformarse en actitudes y acciones.
1.
Etapas en el proceso de
las actividades de educación ambiental no formal
Para la realización de las diversas actividades de
educación ambiental no formal, es necesario determinar los contenidos y las
formas de abordarlos, pasando así por etapas y conceptos para su ejecución. Se
debe integrar las etapas del proceso educativo para que los destinatarios
construyan o reconstruyan la visión de la interacción con el medio ambiente.
Estas etapas se dan antes, durante y después del proceso educativo.
a.
Sensibilización. Esta
etapa se utiliza antes de empezar cualquier actividad. Se centra la atención en
el participante basándose en el concepto complejo de medio ambiente,
analizándolo como un espacio que debe conservarse, protegerse, incrementando
actitudes para un desarrollo sustentable, donde se hace consciente la
participación en un ambiente compuesto por lo económico, lo político, lo
cultural y lo ecosistémico... factores que se influyen mutuamente. Se valora la
responsabilidad individual y colectiva en la realidad local frente al problema
de deterioro.
Se manejan conceptos como medio ambiente,
cultura de consumo urbano, interdependencia... que sean congruentes con la
temática que se desea abordar.
Se analizan y exploran aptitudes y
habilidades para imaginar e idear acciones ante los problemas ambientales.
b.
Reflexión. Es conveniente analizar y centrarse en la
situación local dentro de la visión planetaria global. Durante esta fase del
proceso se reflexiona acerca del "sistema de valores como una manera de
vernos a nosotros mismos y el papel que se ocupa frente a la naturaleza y con
los demás. El desarrollo de los valores es principalmente un proceso social y
se van forjando progresivamente en las personas. Las influencias sociales van
moldeando el sistema de valores hasta que éste se consolida y aún así se
modifica según nuevas modas, creencias, doctrinas, etc.
Se distinguen los valores como la
autoestima, la voluntad, la colaboración, la participación, la solidaridad, la
tolerancia, el respeto a la diversidad... se exponen, se dialoga en torno a
ellos para suscitar o formar la responsabilidad, la cultura del diálogo y la
construcción de esperanzas.
c.
Concientización. Se trabaja desde una perspectiva histórica de los
roles humanos, para situarse en un contexto específico determinado por el
problema abordado y por las acciones con las que se desea participar. Al final
del proceso se pretende favorecer el cambio actitudinal.
Kelman afirma
que "el punto desencadenante del cambio se produce cuando aparecen
discrepancias a distintos niveles. Entre lo que el individuo piensa y la
información nueva que le llega de la realidad en la cual está inmerso, entre
sus actitudes y las actitudes de otras personas relevantes de su grupo familiar
o social; o entre sus acciones y su escala de valores". De esta manera se
pretende rescatar las actitudes de confianza y seguridad en sí
mismo, de autogestión, de comunicación, de compartir lo aprendido, de
iniciativa... Se toma conciencia para instrumentar acciones que
conlleven al establecimiento de cambios de conducta y hábitos a favor del medio
ambiente.
Una herramienta para lograr el proceso de las
etapas de sensibilización, reflexión y concientización, es hacer uso de
dinámicas y juegos para despertar la capacidad de percibir el medio ambiente;
esta capacidad es una aptitud que tienen todos, sólo se necesita adecuarla a
una sensibilización y ensayo para despertar la conciencia a través de
diferentes estímulos, tales como juegos, dinámicas, canciones, poemas, cuentos,
entre otros.
Hacer que las
personas se ubiquen en determinadas situaciones usando diversas dinámicas es
importante porque se explota la imaginación para la participación, y se
desarrolla no sólo una capacidad del intelecto, sino de los sentimientos,
logrando que durante estas situaciones el sujeto o el grupo se identifique con
determinados seres, objetos o situaciones que aparentemente le son ajenos, pero
que finalmente logra considerarlos como algo importante.
En el Cuadro siguiente, se toman en cuenta los
factores sobre donde se debe de actuar, la situación actual y la tendencia,
para saber hacia dónde debe ir la educación ambiental no formal.
Cuadro 1. Factores
sobre donde debe de actuar la Educación Ambiental no Formal.
HACIA DONDE DEBE IR LA
EDUCACION AMBIENTAL NO FORMAL
|
||
FACTORES SOBRE
LOS QUE ACTUAR
CONOCIMIENTOS Y
APTITUDES:
Necesarios pero no suficientes.
VALORES:
Claves del cambio, pero difíciles
de cambiar
ACTITUDES Y ACCIONES: tan
importante es el fin como el proceso
|
SITUACIÓN
Gran cantidad de información ambiental.
No toda es de calidad
Desigualdad
en la distribución
La sociedad moldea constantemente nuestro sistema de valores.
Valores predominantes en nuestra sociedad: individualismo, consumismo y
utilitarismo
Existe una inercia de la sociedad que
produce resistencia al cambio
|
HACIA
DÓNDE HAY QUE TENDER
Para la toma de conciencia se necesita además
la construcción de nuevas maneras de ver y analizar los problemas
VALORES DE LA
E.A.
Espíritu crítico, responsabilidad,
tolerancia, respeto por todas las formas de vida, simplicidad, la coherencia,
espíritu participativo y solidario
Emplear centros de interés reales, próximos
y localizados que despierten el interés de los destinatarios así como diseñar
acciones concretas que estos puedan realizar.
Preparar programas positivos, que fomenten
la participación.
|
Elaboración propia
Durante las actividades de educación ambiental no
formal se fomenta una actitud de cooperación, esto hace que las personas
comprendan que actuar juntos es el pilar para dar respuesta y solución a los
problemas ambientales. Una herramienta útil para lograr la colaboración de todos
es el juego, no de competencia, sino de cooperación, en donde se logran
objetivos individuales en función de que los demás también logren los suyos. La
diversión es parte importante de la educación ambiental no formal; la
utilización de técnicas participativas brinda la posibilidad de encontrar y
construir experiencias significativas.
El uso de la imaginación, la creatividad, el
conocimiento y la voluntad, son la materia prima para realizar acciones a favor
del medio ambiente; bajo estas circunstancias se logra interesar e involucrar a
los destinatarios. Después de todas las características mencionadas de la
educación ambiental no formal, es necesario concluir con lo que la educación
ambiental no formal no es:
§ No se trata de un mero intercambio de informaciones
y conocimientos fragmentarios sobre ciertos problemas; no es solamente tratar
de proteger las especies amenazadas de extinción o la contaminación de las
zonas recreativas.
§ No se trata tampoco de comunicar recetas para
establecer la lista de las "nocencias" que existen en una región,
estas fórmulas han fracasado en la práctica.
§ No es fomentar en el público cierta sensiblería que
desemboca en la pasividad, porque en definitiva eluden los problemas que se
confunden equivocadamente con las consecuencias de la contaminación únicamente,
sin tomar en cuenta que es necesario investigar las causas.
Por lo tanto, la educación ambiental no formal es
una actividad complementaria para obtener una educación integral. Los docentes
tienen la oportunidad de incorporar dentro del proceso educativo actividades de
educación ambiental fuera del aula, para adquirir así experiencias
significativas que llevarán al mejor entendimiento de los contenidos
curriculares. Una visita de algunas horas a un parque, un bosque, un basurero...
pueden ser equivalentes a varias sesiones de trabajo en el aula, fuera de ella
el alumno podrá incorporar rápidamente conocimientos, resignificar valores y
actitudes.
La educación ambiental no formal, dinámica y ágil,
como se ve, es capaz de incorporar contenidos emergentes y progresistas con
mayor rapidez que la educación ambiental formal, impregna todas las esferas de
la vida cotidiana, ofrece posibilidades para realizar transformaciones
sustanciales y cada vez adquiere mayor fuerza. Sin embargo, es necesario que
las experiencias de educación ambiental no formal se sistematicen o se realicen
suficientes proyectos de investigación que permitan la teorización y vuelta a
la práctica, dándoles difusión para que se integren al aprendizaje de otros educadores
que comparten el campo no formal.
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