miércoles, 26 de octubre de 2016

Perú puede ser una potencia en la exportación de etanol

Hacer empresa ya no es posible sin políticas de desarrollo sostenible. El mundo no es el mismo, las consecuencias del cambio climático son graves y afectan a todos. Solo aquellas empresas que entiendan que deben operar bajo un nuevo modelo subsistirán. Felizmente, hay cada vez más empresarios que la tienen clara, uno de ellos es Paul Polman, CEO de Unilever, reconocido en el mundo por el compromiso y liderazgo en estos temas. Polman es miembro de la Junta del Pacto Global de las Naciones Unidas, vicepresidente del Consejo Empresarial Internacional para el Desarrollo Sustentable, entre otros cargos. Unilever ha ganado reputación por su compromiso con la sustentabilidad y tiene claro su propósito:  “hacer de la vida sustentable algo cotidiano”.

Polman cree firmemente que las grandes empresas tienen el poder de cambiar los hábitos del mercado para beneficiar a la sociedad y al planeta: “Si las empresas y los negocios no participan en esta lucha no podremos resolver el problema. Los gobiernos solos no pueden hacerlo”.  El ejecutivo reconoce algo fundamental: algunas organizaciones olvidan su razón de existir que se centra en resolver los problemas de la sociedad. Polman tiene claro que el propósito social de la empresa debe irradiar con fuerza desde el centro del negocio.


Sus palabras no han quedado en discursos, pues durante 5 años consecutivos Unilever se ha posicionado como la compañía número uno en sostenibilidad a nivel global (estudio Globalscan). Detrás de ella se encuentran Patagonia, Interface, Marks & Spencer, Natura, IKEA, Nestlé, GE, BSF, Nike, Coca-Cola y Walmart. En el 2014, la compañía alcanzó una de sus metas: no enviar residuos desde ninguna de sus operaciones de manufactura, logística y oficinas administrativas, es decir, son más de 240 plantas en 67 países las que hoy reciclan o reutilizan el 100% de sus residuos.


Las empresas deben ser parte de la solución de los desafíos que enfrentamos, no parte del problema. Pero ello debe partir de una decisión  de la alta dirección, de un compromiso honesto. Lea en nuestra próxima edición la entrevista exclusiva que Día 1 le hizo a Paul Polman durante su paso por Lima.

El sector tiene facilidades para la generación de puestos de trabajo productivos en el país.

El Perú tiene el potencial agrario para convertirse en el principal país exportador de etanol de segunda generación en América Latina debido a sus numerosos campos de producción de caña de azúcar, sostuvo el director ejecutivo de Arreglo Productivo Local de Alcohol (APLA), Flavio Castellar.
Sonia Domínguez Enviada especial a Sao Paulo, Brasil
“Tiene alrededor de 12 empresas azucareras que podrían ampliar sus operaciones pasando a la fase de producción de etanol y energía eléctrica, y al mismo tiempo continuar con la actividad azucarera”, manifestó el representante de este clúster.

Explicó que como resultado del uso de prácticas medioambientales, la demanda internacional por esta fuente de energía está en aumento, lo cual se constituye en un factor de importancia para los potenciales inversionistas que están en la búsqueda de nuevas oportunidades.

Demanda

Destacó que algunos de los principales países compradores de etanol en el mundo son Estados Unidos, Japón, China y los países europeos. Sin embargo, resaltó que cada vez hay más empresas que buscan incorporar esta fuente de energía en su matriz energética.

Como resultado de sus diversas visitas al Perú, comentó que tiene conversaciones avanzadas con el Grupo Gloria para el aprovisionamiento de maquinaria y tecnología desarrollada para la producción de etanol en forma competitiva.

Agregó que otras azucareras con ventajas para explorar esta producción son Paramonga, el Grupo Oviedo, Andahuasi, Pucalá y Tumán. 

En este caso, dijo que lo más conveniente es optar por la producción diversificada, es decir, producir azúcar, etanol y energía eléctrica a partir de este insumo. “Esto ayuda a tener operaciones más sostenibles en el tiempo”.

Apuntó que el etanol puede ser utilizado para combustible de aviones, desarrollar la bioquímica y el plástico verde (de gran demanda internacional), entre otros productos.

Castellar destacó que otra de las ventajas de desarrollar esta industria en el Perú es su capacidad para la generación de puestos de trabajo directo. Así, por cada millón de dólares invertidos en esta industria se logran crear, por lo menos, 100 empleos.

“Solo para la instalación de una planta destinada a la producción de etanol de segunda generación se necesita alrededor de 350 millones de dólares”, manifestó.

Subrayó que haber pasado a la producción de etanol de segunda generación implica la elaboración de un producto más competitivo debido a que utiliza el bagazo de la caña de azúcar, que antes era considerado producto de deshecho.

Por otro lado, dijo que la empresa APLA dispone de la tecnología necesaria para colaborar con el Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP), que se está implementando en el Perú. 

“La prioridad es generar valor agregado que impulse la creación de puestos de trabajo y eleve la competitividad del país”, aseveró.

Inversiones

La instalación de pequeñas plantas de producción de etanol en zonas rurales de la selva se constituiría en una alternativa interesante para la generación de empleo productivo y de energía eléctrica que atienda su zona de influencia, sostuvo Castellar.

“Conversamos sobre el tema con autoridades del Gobierno, pero está pendiente debido a que incorporaría la participación del sector privado”, manifestó.

Agregó que se trata de una alternativa efectiva considerando que este tipo de plantas demanda una reducida inversión y permite elevar la calidad de vida de las personas que están a su alrededor.

“Tiene un claro efecto de inclusión económica y social porque muestra una gran facilidad para generar empleo, además implica un reducido impacto en gases de efecto invernadero y la disminución en el uso del petróleo”, agregó.

Punto x punto

El etanol es un compuesto químico obtenido de la fermentación de azúcares que puede utilizarse como combustible, solo o mezclado en cantidades variadas con gasolina.

Su uso se extendió principalmente para reemplazar el consumo de derivados del petróleo. 

La mezcla de etanol y gasolina se conoce como gasohol o alconafta.

La demanda internacional por esta fuente de energía está en aumento.

Valor de la consulta previa

La celebración exitosa de consultas previas en el sector minero ha permitido que el empresariado y las comunidades lleguen a acuerdos mediante el diálogo, un proceso que debe servir como modelo en futuros esquemas de inversión de actividades extractivas para evitar conflictos sociales. La Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía ha destacado ese conjunto de experiencias en un país en plena etapa de expansión que requiere del ingreso de capitales a fin de continuar su desarrollo.
Este logro ha sido posible con la Ley del Derecho a la Consulta Previa a los Pueblos Indígenas u Originarios (N° 29785), porque desde que la norma fue publicada en setiembre del 2011 ya se realizaron 17 consultas y ninguna de ellas ha retraído el arribo de capitales al país para consolidar la economía. Hace unos días, el Ministerio de Energía y Minas informó que ha culminado con éxito el proceso correspondiente al proyecto de exploración minera La Merced (Áncash), a cargo de la Minera Barrick Misquichilca, el cual culminó de manera satisfactoria, pues los tres anteriores se lograron en el 2015, con los proyectos de Aurora (Cusco), Toropunto (Áncash) y Misha (Apurímac).

La aplicación de esta norma generó, en un primer momento, cierto rechazo de los propios pueblos originarios y algunas reticencias del sector privado, cuyos operadores en los últimos años enfrentaron conflictos sociales con la ejecución de actividades extractivas, básicamente. Sin embargo, desde que la Ley de Consulta Previa se aplica, esos temores se han ido diluyendo en la práctica; lo que consolida la institucionalidad del país porque la norma recoge el espíritu del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

El cumplimiento de esta norma constituye, sin duda, un avance significativo para el reconocimiento de los derechos colectivos e individuales de los pueblos indígenas en el Perú y sientan las bases para un proceso de largo aliento, que debe ser reforzado con el diálogo porque somos un país multicultural, con un mosaico de culturas, lenguas y tradiciones, así como de visiones diversas del mundo.

Al hacer un balance de los cerca de cinco años de vigencia de la Ley de Consulta Previa se puede concluir que se han logrado resultados positivos habida cuenta de que el capital privado se ha mantenido porque las empresas, frente a alguna observación formulada a su proyecto de inversión, la absuelven meses después.

También se descarta la existencia de alguna evidencia sobre la retracción de las inversiones en zonas donde se asientan las comunidades originarias. Ello ocurre porque la consulta previa no es un veto, sino un proceso de diálogo con la población indígena a la que el Estado reconoció un derecho.

Con esa experiencia, lo más valioso de la consulta es que permite al Estado lograr acuerdos sostenibles con las comunidades nativas porque entrega la información necesaria mediante el diálogo horizontal y les hace sentir que son parte de las reglas de juego.

La celebración exitosa de consultas previas en el sector minero ha permitido que el empresariado y las comunidades lleguen a acuerdos, un proceso que debe servir como modelo.

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