miércoles, 8 de junio de 2016

MÉTODOS, MATERIALES, FORMACIÓN DE PERSONAL Y EVALUACIÓN EN LA E.A. NO FORMAL



Una nueva educación requiere del replanteamiento de los procesos educativos en su conjunto y desarrollarse en un marco de nuevos enfoques, métodos, conocimientos y nuevas relaciones entre los distintos agentes educativos. Esta nueva educación debe:

§  Abarcar el medio social y natural como un todo interrelacionado entre sí y vincular los modelos de crecimiento, con un desarrollo integral sustentado en un ambiente sano.
§  Facilitar la comprensión de la esencia de los procesos, desenmascarar sus apariencias para con ello propiciar un acercamiento crítico integral a la realidad.
§  Convertirse en un proceso social que facilite una formación que proporcione armas intelectuales y emotivas para la acción consciente.
§  Utilizar métodos apropiados que despierten al hombre de su sueño letárgico, para que surja un hombre que sea el autor y el principal actor de su propia historia.

La educación aquí planteada, se conoce como Educación Ambiental (EA) y, aunque permeada por muchos de los problemas del sistema educativo tradicional, es entendida como un proceso integral, político, pedagógico, social, orientado a conocer y comprender la esencia de la situación ambiental, para propiciar la participación activa, consciente y organizada de la población en la transformación de su realidad, en función de un proyecto de sociedades ambientalmente sustentables y socialmente justas.

La educación ambiental se ha concebido como una estrategia para proporcionar nuevas maneras de generar en las personas y en las sociedades humanas cambios significativos de comportamiento y resignificación de valores culturales, sociales, políticos, económicos y los relativos a la naturaleza, al mismo tiempo propiciar y facilitar mecanismos de adquisición de habilidades intelectuales y físicas, promoviendo la participación activa y decidida de los individuos de manera permanente; reflejándose en una mejor intervención humana en el medio y como consecuencia una adecuada calidad de vida. 

Este planteamiento, que probablemente no refleje del todo la nueva concepción que se ha logrado de la educación ambiental desde sus orígenes, presenta una idea de su finalidad. Desde esta concepción es que en las últimas décadas se ha puesto la confianza en el proceso educativo para contribuir a la respuesta de los problemas ambientales.

En sí, la planificación, organización y metodología de la EA no formal varía enorme­mente de un país a otro. En Nepal, por ejemplo, Radio Nepal emite regularmente un programa semanal sobre ecología con énfasis en la preservación de los bosques, un problema particular en Nepal. La Sociedad lraquí de Protección Ambiental ha concen­trado sus actividades en la producción de publicaciones dirigidas a estimular la con­ciencia pública y en nuestro país aún la situación es incipiente y lo poco que se hace es a través de artículos esporádicos en la prensa escrita y en, boletines ocasionales.

La operación Sahel-Verde, conducida en Senegal, fue un ejercicio práctico en EA extraescolar en que intervinieron cerca de dos mil jóvenes en un pro­grama de plantación de Miles árboles que cubrían casi 800 hectáreas del Desierto del Sahel. La Liga de Protección de la Naturaleza de Polonia, en cooperación con varios grupos juveniles y adultos, ha establecieron campamentos escolares en la naturaleza y centros de investigación ambiental para jóvenes naturalistas. 

Muchos museos regionales de historia natural tienen también salas especiales para educación ambiental. En Indone­sia, el gobierno aceptó que se necesitaba un programa de EA no formal para mejorar la conciencia pública sobre los problemas ambientales. Como consecuencia un equipo de educadores no formales basa su campaña en cuestiones ambientales locales. Se llega al público a través de una serie regular de charlas destinadas a organizaciones de jóvenes y de mujeres; las charlas fueron reforzadas mediante aportes de los medios masivos —radio, TV y prensa— cuando el grupo destinatario específico eran los niños fuera del sistema educacional formal.

Los ejemplos anteriores, junto a muchos otros que podrían citarse, ilustran la va­riedad, complejidad y versatilidad de las actividades y prácticas educativas que podrían ser clasificadas como EA no formal. Así, muchos programas tienen obvia inspiración y control gubernamental, otros son patrocinados por organizaciones no gubernamentales (ONGs), en tanto que algunos son una combinación de ambos. 

Aun, dentro de los programas organizados por el gobierno, hay otros ministerios aparte del de Educación que suelen participar, como Agricultura, Trabajo y Medio Ambiente. Esta flexibilidad de enfoques es una característica importante de la EA no formal y tiene ventajas, porque es necesario variar de enfoques para satisfacer las necesidades de los grupos destinatarios y sus situaciones específicas que son diferentes. Sin embargo, la gran flexibili­dad genera también problemas. Puede traducirse en la fragmentación de los esfuerzos a nivel gubernamental, y puede que tampoco se disponga de una estrategia coherente de EA no formal entre las ONGs.

Metodología de educación ambiental no formal

En términos generales el tipo de EA no formal puede clasificarse como participati­vo o no participativo. El segundo corresponde a los casos en que los destinatarios son meros receptores pasivos e incluye emisiones de radio y TV, artículos de prensa, visi­tas a instituciones como museos, zoológicos, acuarios, etc., y también la asistencia a alguna charla ocasional en un club local. Estas formas no participativas de EA abundan mucho en el mundo, particularmente en los países desarrollados. Durante la última década el incremento en el número de programas de TV dedicados a problemas am­bientales como conservación, contaminación, hambrunas, etc., es una medida de la preocupación del público general por estas importantes cuestiones.

Es difícil estimar el valor y la eficacia de la situación de aprendizaje en estas acti­vidades no participativas porque se ha realizado poca investigación. La investigación realizada ilustra claramente que puede haber aprendizaje y de hecho lo hay. En cuanto a las visitas a zoológicos y museos, se ha demostrado que tanto los adultos como los niños en edad escolar pueden beneficiarse educacionalmente con estas visitas y que se mejora la capacidad de comprender ciertos conceptos. 

No se ha estudiado el impacto de los programas de TV en el desarrollo de una ética ambiental, pero parecería que tales programas han contri­buido a crear oleadas de opinión pública que se ha manifestado en ONGs como Greenpeace y Amigos de la Tierra. La meta de estas organizaciones, y otras similares a través del mundo, es sensibilizar al gran público respecto a temas ambientales, ele­var el nivel de conciencia y comprensión ambiental y también estimular la participación activa en la resolución de los problemas ambientales. En Alemania Occidental, los "Verdes" han logrado dar una dimensión política a esta preocupación ambiental y han conseguido elegir un buen número de asientos en el parlamento.

Da la impresión, por lo tanto, que los programas de EA no participativos son bas­tante comunes a través de todo el mundo y, pese a que su principal preocupación es entretener a su audiencia, ellos también sirven como medios para producir cambios de actitud en gran número de personas de la población mundial.

La experiencia nos dice que se debe recomendar una estimulación a los medios masivos a educar y no solo diseminar información de interés ambiental, pero éste es precisamente el dilema con que se enfrentan los medios masivos; si los progra­mas son demasiado educativos, con frecuencia dejan de ser entretenidos para una gran mayoría de la población, y se pierde su valor. Si esos programas son solo de entretenimiento el mensaje ambiental no se transmite con claridad. Si bien los medios masivos han demostrado ser instrumentos eficaces para la EA pública, también debe aumentarse el contacto personal para la transferencia substantiva de educación ambiental, tomando en cuenta la cultura y los niveles educacionales del grupo destinatario.

Esta ampliación de los programas de EA no participativos con otros más estructurados, educativos y entretenidos, es de mayor importancia para aquellos países en que las cuestiones ambientales son inmediatas y relevantes para las vidas (o muertes) diarias de las personas. En tales países el sistema de educación formal esta a menudo en desventaja por carencia de recursos, altas tasas de deserción y número insuficiente de plazas en la educación secundaria, y por consiguiente los programas participativos de EA no formal adquieren una importancia aún mayor. Cada región del mundo ofrece numerosos ejemplos de tales programas y sería beneficioso examinar algunos de los métodos y técnicas más comunes de instrucción que se utilizan en la EA no formal, con referencia especial a los diversos grupos destinatarios.


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