Durante
siglos, la especie humana ha modificado el entorno en que vive para adaptarlo a
sus necesidades, en esta relación sociedad – medio ambiente se han instituido
valores que promueven una mentalidad de sometimiento del mismo, desarrollándose
normas de uso que unidas a los avances científicos y tecnológicos que han
dotado al hombre de un poder enorme de impacto sobre el entorno, han
condicionado la acción depredadora de este sobre el medio, la cual ha
sobrepasado los efectos locales, ya que los problemas derivados del conflicto
sociedad – naturaleza, han cambiado las condiciones de vida del planeta,
originando efectos nocivos que afectan la calidad de la vida en su conjunto.
Estos
problemas ambientales surgen de las incompatibilidades existentes entre las
cualidades biofísicas del entorno y las relaciones socioculturales actuantes
sobre él, por tanto un análisis adecuado de estas dificultades deberá
profundizar en una crítica del tipo de relación del hombre con su medio
ambiente.
La
educación ambiental debe entenderse como un proceso de aprendizaje que debe
facilitar la comprensión de las realidades del medioambiente, del proceso socio-histórico
que ha conducido a su actual deterioro; que tiene como propósito que cada
individuo posea una adecuada conciencia de dependencia y pertenencia con su
entorno, que se sienta responsable de su uso y mantenimiento, y que sea capaz
de tomar decisiones en este plano. La misma, intenta proponer una nueva
información que aumente los conocimientos sobre el medio ambiente y que de esta
ampliación surja una reflexión que nos permita mejorar la calidad de vida,
mejorando la calidad ambiental y que nos lleve necesariamente a una acción a
favor del medio.
La
educación ambiental resulta clave para comprender las relaciones existentes
entre los sistemas naturales y sociales, así como para conseguir una percepción
más clara de la importancia de los factores socioculturales en la génesis de
los problemas ambientales. En esta línea, debe impulsar la adquisición de la
conciencia, los valores y los comportamientos que favorezcan la participación
efectiva de la población en el proceso de toma de decisiones. La educación
ambiental así entendida puede y debe ser un factor estratégico que incida en el
modelo de desarrollo establecido para reorientarlo hacia la sostenibilidad y la
equidad.
La
educación ambiental, por tanto constituye una herramienta que persigue mejorar
las relaciones del hombre con su medio, a través del conocimiento, la
sensibilización, la promoción de estilos de vida y comportamientos favorables
al entorno, es decir, "una educación en la que se incluyen tanto la
adquisición de conocimientos y destrezas como una formación social y ética que
está referida al entorno natural o construido y que tiene como finalidad la
sensibilización para lograr que los seres humanos asumamos la responsabilidad
que nos corresponde".
Desde
el punto de vista conceptual, el enfoque histórico-cultural constituye un
sólido referente y un enfoque epistemológico con amplias perspectivas de
aplicación en la educación ambiental; en el mismo, se sitúa como objetivo
fundamental del proceso educativo, el desarrollo íntegro de la personalidad del
individuo, en estrecha relación con el contexto (o medio ambiente) en el que se
encuentra, mediante una inserción social consciente y comprometida, como sujeto
de la historia, que busca la transformación de la realidad en aras de su propio
beneficio y del bienestar de la sociedad.
Teniendo
en cuenta el carácter rector que desde el enfoque histórico-cultural posee la
enseñanza en relación con el desarrollo psíquico del individuo, se plantea que
la educación ambiental debe convertirse en fuente e hilo conductor de un
desarrollo que contemple de manera intrínseca el establecimiento de una
relación armónica del individuo y el medio ambiente.
Esto puede lograrse a
través de la estimulación y optimización de diversos procesos psicológicos y
las relaciones entre ellos, tales como habilidades, capacidades, valores,
conocimientos, actitudes, percepciones, vivencias y comportamientos coherentes
con el ideal de protección medioambiental que debe instituirse como componente
fundamental de los patrones educativos correspondientes con los intereses
actuales de la sociedad, y del propio individuo como personalidad.
Dos categorías fundamentales existentes en la teoría
histórico-cultural son de singular relevancia en el entendimiento del proceso
de la educación ambiental, estas son la Zona de Desarrollo Próximo y la
Situación Social del Desarrollo.
La
Situación Social del Desarrollo -SSD- (combinación especial de los procesos
internos y de las condiciones externas, típica de cada etapa del desarrollo y
que condiciona las nuevas formaciones psicológicas que adquiere el individuo),
implica que la educación ambiental supone necesariamente cambios profundos con
respecto a enfoques tradicionales de educación, que contemplan el
enriquecimiento constante del contexto educativo, y por consiguiente de la SSD;
tomado en cuenta, integrando y optimizando elementos socioculturales,
materiales, históricos, afectivos e intelectuales; tanto de los individuos,
como de los grupos humanos, para orientarse de manera efectiva hacia el logro
de una adecuada cultura ambiental en los ciudadanos.
La Zona
de Desarrollo Próximo (distancia existente entre lo que un individuo es capaz
de hacer por sí mismo, y lo que puede realizar con la ayuda de los demás), es
el espacio donde se sitúa el aprendizaje efectivo y la enseñanza verdaderamente
desarrolladora de una adecuada educación para la convivencia armónica con el
medio ambiente, y orientada hacia el desarrollo sostenible.
Los programas de
educación ambiental que persigan estos objetivos, deberán partir de
diagnósticos optimistas que reflejen las potencialidades de sujetos, grupos,
familias, y comunidades, contemplando no sólo su estado actual y sus
limitaciones, sino también sus oportunidades de aprendizaje; deberán concebir
la estimulación de un desarrollo personal, grupal y social, como una
construcción cultural, que se realiza a través de la socialización con otros
seres humanos mediante actividades sociales compartidas, a través de un proceso
de educación que no consiste solamente en una simple transmisión de
conocimientos concretos de una persona experta a una inexperta, sino en la
creación de circunstancias pedagógicas en que los individuos apliquen
conscientemente conocimientos o contenidos, e identifiquen, valoren y creen
estrategias y acciones concretas encaminadas a la solución de problemas
ambientales que existan en la práctica de la cotidianidad.
El
proceso de la educación ambiental debe orientarse continua y permanentemente
hacia la facilitación de un aprendizaje desarrollador, en dinámica interacción
entre el individuo cognoscente y su medio ambiente (entendido en sus múltiples
dimensiones), que promueva cambios cualitativos y cuantitativos en la
personalidad del mismo, tomando como punto de partida la situación histórico
cultural concreta del medio en el que se desenvuelve.
Existen
diferentes características que debe poseer un eficiente programa de educación
ambiental, según la North American Association for Environmental Education,
(2000)
- Debe ser justo y preciso en la descripción de
los diversos problemas, situaciones y conflictos ambientales; presentar de
manera balanceada diferentes puntos de vista y teorías sobre los mismos,
áreas de consenso, incluyendo las organizaciones y afiliaciones, así como
las políticas oficiales. Debe estimular la reflexión y toma de conciencia
acerca de las posibles consecuencias del comportamiento individual sobre
el entorno.
- Promover concienciación acerca del entorno
natural, construido y social; así como un entendimiento de los conceptos
ambientales en los contextos en los cuales estos se manifiestan,
claramente relacionados en una concepción de sistema; estimular la
sensibilización, valores, y percepciones adecuadas hacia el medio
ambiente; la comprensión de la interdependencia de todas las formas de
vida, y la dependencia de la vida humana de los recursos del planeta en un
ambiente saludable.
- La educación ambiental debe producir un aprendizaje efectivo, utilizando para ello métodos centrados en el alumno, desde una perspectiva transdisciplinaria, que abarque aspectos globales, nacionales, y locales del desarrollo sostenible. Debe dejarse abierta la posibilidad de diferir y preguntar, explorar diferentes perspectivas y opiniones acerca de las diferentes teorías y formarse opiniones y concepciones propias respecto al tema, en una atmósfera de respeto por las opiniones diferentes y apertura para nuevas ideas.
- Un programa de
educación ambiental debe estimular el pensamiento crítico y creativo a
través de la definición de problemas, formulación de hipótesis, colección,
organización y análisis de información, conclusiones, enunciado de
posibles estrategias de solución, e identificación de oportunidades,
creación de planes de acción, implementación de los mismos y evaluación de
resultados. El estudiante debe ser un participante activo, y el
aprendizaje debe devenir un proceso natural, de construcción del
conocimiento; debe proveer oportunidades a los estudiantes para afianzar
las capacidades de pensamiento independiente y efectivo, y acción
responsable, tanto en situaciones de independencia como colaborativas, de
trabajo grupal, en la solución de problemas ambientales en el ámbito
comunitario.
- Debe promoverse la reflexión acerca de la
diversidad de culturas, razas, géneros, grupos sociales, generaciones,
entre las cuales deben existir equidad y respeto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
MUY BUENA